ENTREVISTA CON LA DRA. TANJA JUNGE
Apoyar el músculo cardíaco de forma integral
El corazón es más que una bomba. Responde a nuestra vida cotidiana, al estrés, a la alimentación, al movimiento y a la actitud interior. La Dra. Tanja Junge, jefa de cardiología y diagnóstico en Buchinger Wilhelmi en Überlingen, combina la cardiología clásica con la medicina interna, la medicina nutricional y la naturopatía. En esta entrevista explica por qué la salud cardíaca moderna empieza mucho antes de la primera enfermedad, por qué la prevención desempeña hoy un papel central y cómo un diagnóstico diferenciado puede hacer visibles riesgos ocultos. Al mismo tiempo, muestra qué papel puede desempeñar el ayuno terapéutico para el corazón. Puede reducir los procesos inflamatorios, mejorar el perfil cardiometabólico y ayudar a las personas a pasar, de forma perceptible, de un estado de carga constante a un estado de regeneración. A partir de su experiencia con los huéspedes, la Dra. Junge describe cómo interactúan el diagnóstico personalizado, los programas de ayuno estructurados, el ejercicio y los cambios conscientes en el estilo de vida, y por qué la sensación de autoeficacia es quizá el factor de protección más importante para el corazón.
Hola, Dra. Junge. ¿Podría contarnos algo sobre su camino hacia la medicina y sobre qué la atrajo a la cardiología y a la medicina preventiva?
Siempre he sido una persona curiosa, y la medicina humana reunía todo lo que me interesaba. Permite combinar la ciencia, la resolución práctica de problemas, el contacto con las personas y una especie de trabajo detectivesco. Se analizan los síntomas, los resultados de las pruebas y los antecedentes, y luego se reconstruye lo que realmente está ocurriendo en el organismo. Esa mezcla de lógica, intuición y encuentro humano me fascinó desde el principio.
Mi formación comenzó en medicina interna, que me dio una base muy amplia. Con el tiempo me especialicé y me convertí en cardióloga, trabajando durante muchos años en la cardiología hospitalaria clásica.

Allí hice prácticamente de todo, desde cuidados intensivos y monitorización cardíaca hasta procedimientos con catéter, stents y marcapasos. En paralelo, realicé formaciones complementarias en medicina nutricional, naturopatía y medicina ortomolecular, y más adelante enfoqué mi trabajo en la imagen cardíaca moderna. Para mí siempre han existido dos caminos: por un lado, la cardiología convencional altamente especializada y, por otro, la prevención, es decir, la pregunta de cómo podemos mantener a las personas sanas mucho antes de que necesiten intervenciones invasivas.
Medicina interna, cardiología, medicina nutricional y naturopatía: una combinación poco habitual. ¿Cómo se unieron estos intereses?
Para mí, estos ámbitos nunca estuvieron separados. En cardiología sabemos desde hace mucho que la hipertensión, el colesterol, la diabetes, el tabaquismo, el exceso de peso y el estrés son los principales impulsores de las enfermedades cardiovasculares. Aun así, la práctica clínica a menudo se centra más en reparar que en prevenir. Siempre me he preguntado qué podemos hacer antes y qué herramientas existen más allá de los medicamentos y las intervenciones. Esa curiosidad me llevó de forma natural a la medicina china, a la medicina nutricional, a la medicina ortomolecular y a enfoques que fortalecen el sistema nervioso y el funcionamiento del organismo. Al mismo tiempo, me formé en diagnóstico cardiológico avanzado, incluida la imagen por TC y técnicas ecográficas detalladas que detectan placas tempranas y hacen visibles riesgos que a menudo se pasan por alto en la atención rutinaria.
Al unir estas perspectivas pude desarrollar programas de prevención verdaderamente individualizados. En dos centros de prevención en Múnich que codirigí, se utilizaban diagnósticos completos para diseñar programas personalizados de alimentación, actividad física y salud a largo plazo. Estas experiencias me mostraron que un enfoque integrador y preventivo, que combine lo mejor de cada área, es decisivo para obtener resultados sostenibles. Una vida que no está alineada con los propios valores puede ser una gran carga e incluso contribuir a la enfermedad. También aquí queda claro que la psicología y la medicina son inseparables. Por eso la prevención es aún más importante.
¿Qué la motivó a cambiarse a Buchinger Wilhelmi y qué considera usted que es único en nuestro enfoque terapéutico?
Buchinger Wilhelmi es uno de los pocos lugares donde la medicina convencional y la integrativa pueden combinarse realmente a diario. Contamos con un equipo médico excepcional, con especialistas en muchas áreas, y al mismo tiempo con una base sólida en ayuno terapéutico, medicina mente cuerpo y cambios conscientes del estilo de vida. Para una cardióloga preventiva, es un entorno ideal. Nuestros huéspedes llegan con disposición al cambio. Son curiosos, están motivados y, por lo general, ya saben que los medicamentos por sí solos no son suficientes. Eso crea unas condiciones completamente distintas a las de una consulta hospitalaria saturada.

Aquí podemos realizar diagnósticos de alta calidad, mostrar a las personas su nivel de riesgo real y traducirlo directamente en un plan individual. Estos programas pueden combinar ayuno, asesoramiento nutricional, actividad física dirigida y apoyo naturopático u ortomolecular, y los huéspedes suelen notar los efectos ya durante su estancia. Esta combinación de diagnóstico excelente, ayuno estructurado, acompañamiento integral del estilo de vida y una población de huéspedes motivada es extraordinaria.
Muchos huéspedes llegan con un síndrome cardiometabólico, que incluye adiposidad central, presión arterial elevada, alteraciones de los lípidos en sangre y cambios tempranos en el control de la glucosa. Ya durante una estancia, especialmente con un ayuno de al menos diez a catorce días, solemos ver mejoras claras. La presión arterial a menudo desciende, los marcadores de inflamación disminuyen, la grasa visceral se reduce y mejoran los parámetros relacionados con la resistencia a la insulina. Para muchos, es la primera vez que sienten cómo es cuando el cuerpo sale de una carga metabólica permanente y entra en un estado de regeneración. Esta experiencia es muy poderosa y facilita cambios duraderos después de la estancia.
¿Existen malentendidos frecuentes sobre el ayuno y la salud del corazón?
La mayoría de los huéspedes que vienen a nosotros están convencidos de que el ayuno puede ayudarles. El malentendido más extendido, sobre todo desde la cardiología clásica, es hasta qué punto las personas subestiman su propia capacidad biológica. Muchos confían más en los medicamentos y en las intervenciones que en la capacidad del cuerpo para cambiar a través del estilo de vida. El ayuno a menudo corrige esta visión. No es una dieta, sino un reinicio estructurado de todo el organismo. Las personas descubren que son mucho más fuertes y adaptables de lo que pensaban. Para la salud del corazón esto es esencial, porque cambia la perspectiva: el riesgo no es algo inmutable, sino algo que podemos influir activamente.
¿Cómo evalúa, a la llegada, los riesgos cardiovasculares de un huésped y cómo se transforma eso en un plan a medida?
Comenzamos con una anamnesis y una exploración clínica exhaustivas, y luego utilizamos distintos procedimientos diagnósticos para elaborar una imagen precisa del riesgo. Además de mediciones clásicas como colesterol y glucosa, también analizamos marcadores como la lipoproteína, la apolipoproteína B, el LDL oxidado y enzimas que pueden indicar inflamación de las placas. Estos parámetros ayudan a diferenciar si personas con “valores estándar” similares pueden, aun así, tener perfiles de riesgo distintos. La imagen es igual de decisiva. La ecografía del corazón y de las grandes arterias muestra cómo funcionan el músculo cardíaco y las válvulas y si existen cambios estructurales tempranos que apunten a hipertensión o aterosclerosis.

Si es necesario, realizamos pruebas de esfuerzo o pruebas de función pulmonar para comprender cómo responden conjuntamente el corazón y los pulmones ante la carga física. Como complemento, utilizamos ECG de larga duración y mediciones modernas de presión arterial sin manguito, así como análisis de la variabilidad de la frecuencia cardíaca para evaluar la regulación autonómica. Todos estos elementos, en conjunto, conforman un perfil de riesgo preciso e individual. A partir de los datos e imágenes visibles, explicamos a los huéspedes con exactitud qué sucede en su sistema cardiovascular y elaboramos un programa que integra ayuno, actividad física, estilo de vida y, si es necesario, medicación. Esta transparencia genera una motivación enorme.
La prevención evoluciona a gran velocidad, con un enfoque cada vez mayor en la salud metabólica, la inflamación y la longevidad. ¿Qué avances le entusiasman especialmente y cómo puede contribuir Buchinger Wilhelmi?
Me entusiasma el creciente enfoque en la inflamación, el estrés oxidativo y la salud mitocondrial. Esta perspectiva permite comprender los riesgos cardiovasculares con mucha más profundidad que si solo se observan la presión arterial o el colesterol. El ayuno desempeña aquí un papel importante, ya que puede reducir la inflamación crónica y mejorar la flexibilidad metabólica. Al mismo tiempo, los métodos modernos permiten una evaluación precisa de la estabilidad de las placas y de la salud vascular. También me alegra el interés creciente por la combinación estructurada de alimentación, actividad física, suplementación dirigida y regulación del estrés. Estas estrategias integradoras pueden complementar de forma útil la cardiología clásica al influir positivamente en el entorno interno de los vasos y del músculo cardíaco, y están ganando cada vez más reconocimiento en la prevención moderna. Buchinger Wilhelmi ofrece un entorno único para ello. Con huéspedes motivados, programas de ayuno con base científica y un equipo multidisciplinar, podemos desarrollar conceptos de prevención precisos y aplicables a la vida diaria, y ponerlos en práctica de manera directa.
¿Qué le motiva más en su trabajo diario?
Para mí, lo más importante es ver cómo las personas se vuelven más vitales y más confiadas. Muchos llegan cansados, preocupados o escépticos. Cuando se marchan, a menudo se ve un brillo en sus ojos. Han experimentado que su cuerpo puede responder, adaptarse y mejorar. También valoro mucho el entorno internacional. Huéspedes de culturas y sistemas de salud muy diferentes aportan perspectivas diversas. Cada encuentro enseña algo nuevo. Y, a nivel profesional, es inspirador trabajar con un equipo tan cualificado y abierto, en el que cada uno aporta su experiencia.

Aprendemos unos de otros y, juntos, creamos cosas que ninguno de nosotros podría lograr por sí solo. El lugar también contribuye. La naturaleza, el lago y las montañas apoyan por igual a los huéspedes y al equipo. Es más fácil hablar de equilibrio y regeneración cuando se trabaja en un entorno que transmite estos valores.
¿Qué le gustaría que los huéspedes se llevaran de su tiempo con usted?
Sobre todo, una sensación de autoeficacia. Las enfermedades cardiovasculares rara vez aparecen de repente; se desarrollan a lo largo de muchos años y están fuertemente influidas por nuestra vida cotidiana. Eso significa que podemos influir en muchísimas cosas. Cuando los huéspedes comprenden qué efectos tienen sus factores de riesgo individuales en el organismo, las recomendaciones se vuelven lógicas y fáciles de seguir. Mi deseo es que las personas regresen a casa pensando: «Entiendo mi corazón, sé en qué palancas puedo actuar y confío en que mis decisiones tienen un efecto».
Si tuviera que dar un único consejo práctico para una salud cardiovascular a largo plazo, ¿cuál sería?
Si tuviera que elegir una sola palabra, sería equilibrio. El sistema cardiovascular prospera en el equilibrio, no en los extremos: una alimentación equilibrada, actividad física regular pero no excesiva, tiempos de recuperación junto con la actividad y una forma realista de gestionar el estrés. El ayuno puede ayudar a restablecer ese equilibrio cuando se realiza de manera estructurada y con un buen acompañamiento. Actúa como un reinicio metabólico controlado y ayuda al sistema cardiovascular a volver a un estado más estable y saludable.
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