Scroll to top

UN VIAJE a Marbella, un viaje al interior de uno mismo


Steffanie Hornstein - 11/06/2020 - 0 comments

La clínica Buchinger Wilhelmi Marbella es mucho más que un lugar para perder peso, es una escuela de aprendizaje para desconectar y, a la vez, reconectar con uno mismo; un viaje para sanar cuerpo y mente.

POR EDUARDO MERLO

Mi último viaje poco antes de que comenzara la obligada reclusión en nuestras casascomenzaba con una maleta llena de prejuicios y una hamburguesa devorada con la ansiedad de quien piensa que va a morir de hambre. Estaba en la estación de Atocha, a punto de coger un AVE que me llevaría a la clínica Buchinger Wilhelmi Marbella. Por delante, un programa lleno de ejercicio (algo proco frecuente en mí), tratamientos de belleza, terapia psicológica, fisioterapia, masajes, meditación, pintura, paseos al amanecer junto al mar y muy pocas calorías. Había leído que no se pasaba hambre, que gracias a la cetosis uno se sentía saciado y que en estado de ayuno se disparaba la creatividad, la capacidad de escucharse a uno mismo. Yo, sinceramente, no acababa de creerlo y, sin embargo, hoy pienso que aquellos días fueron el principio de un gran cambio personal, físico y mental.

Una clínica no clínica

La primera impresión que uno tiene al llegar es la de estar haciéndolo a la típica mansión mediterránea, rodeada por enormes palmeras, ficus y algarrobos, una imagen que difiere bastante de la idea preconcebida que uno pueda tener de un inhóspito centro sanitario. El exterior del edificio principal, inaugurado en 1973 por Maria Buchinger Wilhelmi, hija de Otto Buchinger (creador del método del ayuno terapéutico), en inmaculado blanco parece una más de las villas circundantes, integradas en la abundante vegetación de la sierra marbellí. En su interior, el estudio de interiorismo holandés Nicemakers ha apostado en una reciente remodelación por una mezcla de materiales naturales como la madera o el ratán en diseños de corte nórdico con piezas de artesanía española, que “representan la estrecha relación de Buchinger Wilhelmi con Marbella y sus productos locales”, explican. Bajo este techo se encuentra la recepción, los dos restaurantes, las consultas médicas, parte de la zona de tratamientos y terapias de fisioterapia, osteopatía e hidroterapia y gran parte de las habitaciones.

El resto de las suites se encuentran en Villa María, una ampliación construida en 2012 con un diseño relajado de tonos neutros, deliberadamente calmado, obra del estudio marbellí La Albaida. “Buscábamos recrear un ambiente internacional y elegante, con el toque acogedor y mediterráneo que la clínica ha tenido siempre para que los clientes se sientan como en su casa”, cuentan. Para ello, además de los alojamientos, el edificio cuenta con una cálida biblioteca y algunos de los espacios dedicados a terapias como el masaje tailandés. Ambas construcciones, además del pabellón donde se encuentra el spa y el gimnasio, se unen por un inmenso y frondoso jardín repleto de plantas aromáticas olivos y buganvillas. En él también hay una enorme piscina climatizada, una boutique de moda y una peluquería.

Los tres pilares del método

Todo empezó a raíz de que el doctor Otto Buchinger (1878–1966) se viera obligado a abandonar su puesto como médico de la Armada alemana en 1917 a consecuencia de una grave poliartritis reumática. Gracias al ayuno consiguió superar la enfermedad y desde entonces se dedicó a desarrollar metodológicamente una ayunoterapia con fundamento científico en la que se abordaban los efectos físicos y psíquicos. En este sentido, Buchinger, hombre de gran espiritualidad, haciendo un paralelismo con los periodos de abstinencia presentes multitud de culturas hablaba de la importancia de tres pilares básicos: el ayuno (que produce inmediatos efectos físicos, relacionados incluso con la activación de la capacidad autocurativa de nuestras células), la oración (entendida como un proceso de introspección, de desintoxicación informativa, de creación intelectual y de meditación) y la limosna (como la generosidad y la capacidad de darnos a los otros, de dedicar nuestro tiempo a escuchar a otras personas; de ahí la importancia de la interacción social con el resto de pacientes).
Tres años después, en 1920, ya aplicaba el Ayuno Terapéutico Buchinger en su sanatorio de Witzenhausen (Alemania) y, en 1935, coincidiendo con la publicación de su principal obra, El ayuno terapéutico, se trasladó a Bad Pyrmont, donde abrió una clínica más grande y moderna. Veinte años más tarde fundaría junto a su hija Maria y su yerno Helmut Wilhelmi la clínica de Überlingen, junto al Lago de Constanza, que aún hoy sigue operativa.

Pero… ¿En qué consiste el ayuno terapéutico?

Los ayunantes se someten a un estricto control médico previo (y durante la estancia), que determina el tipo de tratamiento que pueden seguir, así como las terapias complementarias más adecuadas para ellos. Dado que el proceso tiene un periodo de adaptación al ayuno y otro de vuelta a la normalidad, es necesaria una estancia mínima de 10 días. Durante el periodo de ayuno, los pacientes consumen abundante agua e infusiones, caldos vegetales y zumos de frutas realizados con productos ecológicos. Como consecuencia, se estimula la autofagia y se activan las enzimas desintoxicantes, produciendo una limpieza profunda de las células y los tejidos. Para los que no pueden realizar este tratamiento, existen otras opciones como una dieta integral ovo-lacto-vegetariana de 800 kcal. o un menú integral de 2.000 kcal.

Antares, la casa de la inspiración

Dentro de ese enfoque espiritual del que hablábamos, proveer a los pacientes de un lugar adecuado para la inspiración se ha convertido para la clínica en todo un objetivo: “Es esencial para vivir de manera plena y saludable. Si la vida fuera una noche llena de estrellas, la inspiración sería aquella estrella fugaz que aparece y desaparece repentinamente; dejando un rastro inolvidable para toda la vida”, describen. En este sentido Antares (2018), la última incorporación al complejo, ofrece un ambiente de silencio y armonía donde poder meditar, hacer yoga, pintar, disfrutar de un concierto de piano o escucharse a uno mismo mientras paseas por un jardín diseñado bajo los preceptos de la permacultura con especies autóctonas a las que se respeta los ciclos naturales.

Para qué es bueno el ayuno terapéutico

Según la evidencia médica, reduce los procesos inflamatorios y degenerativos (artritis y artrosis, fibromialgia, alergias, asma…), aliviando el dolor y las limitaciones de movilidad. Además, está especialmente indicado en enfermedades como los trastornos del metabolismo (obesidad, diabetes mellitus tipo 2…), afecciones cardiovasculares (hipertensión, cardiopatía coronaria, estrés crónico…) y sus factores de riesgo o los estados de agotamiento físico y psíquico.
Y a todo ello se llega gracias a la atención exquisita de un personal que te hace sentir mimado, como en casa; de unos tratamientos que te ponen en el centro de tu vida y a las experiencias compartidas con otros pacientes. El hambre, doy fe, no se manifiesta y, sin embargo, cada día que pasa sientes mayor conciencia de tu propio cuerpo, aprendes a respetarlo, a cuidarlo y a escucharlo, algo que en estos meses de confinamiento ha sido toda una revelación.

Para leer el artículo publicado en la revista Architectural Digest (junio 2010), pinche aquí