El ayuno prolongado reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular

El ayuno mejoró significativamente la salud cardiovascular de los participantes, lo que se reflejó en la disminución de la presión arterial, de los niveles de triglicéridos, de colesterol total, del colesterol LDL y del colesterol HDL, dándose el mayor descenso en las pequeñas partículas LDL altamente aterogénicas. Estas partículas se conocen también como «colesterol malo» porque tienden a depositar colesterol en las células espumosas, lo que conduce a la formación de placas ateroscleróticas. Sorprendentemente, la disminución de las partículas LDL, las más peligrosas, continuó, y sus niveles fueron aún más bajos un mes después de finalizado el ayuno.

El colesterol HDL aumentó moderadamente. El descenso inicial del nivel de colesterol HDL durante el ayuno causó cierta preocupación, ya que el HDL suele denominarse «colesterol bueno». Sin embargo, el estudio demostró que este descenso era solo temporal. Un mes después de haber finalizado el ayuno, el nivel de colesterol HDL volvió a aumentar e incluso superó el valor inicial.

Sin embargo, el estudio no solo acentúa la importancia de los niveles de colesterol. También demuestra que el colesterol HDL descompone más rápidamente el colesterol de las placas arteriales en el mes siguiente a la cura de ayuno, lo que a su vez subraya la importancia de la fase de reanudación de la dieta tras el ayuno.