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Zen: una breve introducción


Steffanie Hornstein - 26/11/2018 - 0 comments

El zen es una ayuda decisiva en la escuela de la presencia. Es también una escuela donde aprendemos a tomar distancia interiormente y a tener buen humor. El zen no es nada exótico, sino un sencillo ejercicio de sentarse en silencio. El zen nos permite tomar en serio todo lo concreto, cotidiano, mensurable y accesible, es decir, también el reloj y el tiempo que este cuenta, pero, al mismo tiempo, echar raíces en ese “lugar” donde no existe el ir y venir ni el antes ni el después, donde existe la libertad plena y, con ella, también la liberación del tiempo.

Cuando durante el ejercicio se interrumpe el flujo de pensamientos, es posible experimentar el silencio y el vacío.

 

“Cuando nuestro espíritu encuentra la paz, se desvanece por sí solo.”
– Maestro Sengcan –

 

Por si se decide a probar la meditación zen en su domicilio, hemos recopilado algunas informaciones importantes:

1. La posición sentada:

Existen varias posibilidades para sentarse. Puede sentarse, con las piernas cruzadas, sobre un cojín o un pequeño taburete o directamente sobre el suelo o sobre una esterilla. Si opta por la segunda variante, puede cruzar las piernas como en la posición del loto en el yoga, colocando un pie encima del muslo contrario, o adoptar una postura más fácil, como la de medio loto, o sentarse sobre los talones. La espalda tiene que estar recta, pero totalmente relajada, y el tronco, ligeramente inclinado hacia delante.

2. La postura del cuerpo:

Coloque la mano izquierda sobre la derecha hasta que las puntas de los pulgares se toquen. Los cantos de las manos (por el lado de los meñiques) se apoyan contra el abdomen. Relaje la cabeza y sienta cómo se estira la columna vertebral.
Los ojos se dirigen por sí solos al suelo, es decir, se mantienen abiertos. La boca cerrada, pero sin tensión.

3. La respiración:

Céntrese en la respiración, sienta que el aire entra y sale de forma totalmente natural, como por sí solo. Con cada espiración, deje atrás todas las ideas, pensamientos e imágenes. Si empieza a soñar o a divagar, puede volver al principio del ejercicio en cualquier momento. La respiración está ahí, no le abandonará. Tómese su tiempo.

¿Para qué practicar la meditación zen?

Existen varios motivos para practicar el zen. En líneas generales se distinguen los motivos siguientes, aunque las fronteras son fluidas.

  • Zen para eliminar el estrés: Con el tiempo, la postura erguida y sin tensión y la concentración en la respiración lleva a una relajación profunda y fortalece los nervios. De otro lado, la práctica de la meditación zen puede ayudar a mantener e impulsar las capacidades creadoras.
  • Zen como búsqueda de sentido: Muchas personas intuyen que entre el cielo y la tierra tiene que haber algo que la razón sea capaz de comprender. Se trata de la “nostalgia de una nostalgia”, de la búsqueda del sentido de la vida, que motiva a esas personas a perseverar.
  • Zen como camino hacia la iluminación: Por último, hay también personas que están decididas a hacer todo lo que esté al alcance de sus posibilidades para vivir la experiencia de la iluminación: la experiencia del auténtico ser original y, con ello, la experiencia de ser uno con todos y con todo.