Scroll to top

“Aquí no hay clientes VIP; todos van en albornoz”


Steffanie Hornstein - 26/09/2020 - 0 comments

Cuarta generación de una familia que ha logrado que personajes como Mario Vargas Llosa, Philippe Starck o Joseph Ackerman se ‘conviertan’ al ayuno.

ENTREVISTA EN EL PRESTIGIOSO PERIÓDICO “EXPANSIÓN” A NUESTRA DIRECTORA KATHARINA ROHRER-ZAISER. POR NEREA SERRANO.

El alemán Otto Buchinger fue médico de la Armada durante la Primera Guerra Mundial hasta que una enfermedad de carácter reumático le obligó a dejar el cargo en 1917. Después de probar varios tratamientos sin éxito durante tres años, decidió ayunar y sus síntomas desaparecieron. Había descubierto cómo curar su dolencia, pero también el modelo de negocio que sustentaría a su familia durante décadas, ya que abrió en Alemania la primera clínica especializada en ayuno terapéutico. Cien años después, la cuarta generación de los Buchinger Wilhelmi lidera un hólding de bienestar con 6.000 clientes al año de 60 nacionalidades como el escritor Mario Vargas Llosa y su pareja Isabel Preysler, el banquero Joseph Ackerman o el empresario y diseñador Philippe Starck. La clínica que la familia tiene en España, en Marbella, está gestionada desde 2018 por Katharina Rohrer (Überlingen, 1981) y su primo Victor Wilhelmi, una fórmula de bicefalia hombre-mujer que está en sus genes
ejecutivos.

– Sus abuelos abrieron la clínica de Marbella hace casi 50 años juntos y sus padres y sus tíos también han liderado en tándem. ¿Dos batutas dirigen mejor que una?

Mi primo y yo somos dos personas con caracteres muy diferentes, pero eso es bueno para gestionar. Para liderar con otra persona tienes que tener confianza y diplomacia.

– Usted vino aquí siendo una niña a la que todos llamaban Kathy y ahora es la jefa.

Tenemos un ambiente muy familiar y todavía trabajan personas que me han visto crecer. Venía de niña con mi abuela María, el alma de esta clínica, y siempre comíamos aquí.

– Imagino que no sería de esas abuelas que dan muchas ‘chuches’ a sus nietos…

Desde luego no era la típica abuela que se pone a hacer bizcochos y te da bollos para merendar, pero ahora lo agradezco… Era muy estricta con la alimentación saludable.

– Su abuela María fue una gran relaciones públicas que consiguió colocar “la Buchinger” en el mapa de los famosos ¿Qué le inculcó?

El valor de cada huésped y que hay que ocuparse de cada uno. Ella iba cada día por las mesas a hablar con ellos, y es algo que intentamos replicar.
Ser una empresa familiar es una de nuestras fortalezas. El respeto y la tolerancia son también dos valores que tenemos todavía muy anclados en la familia. Aquí no hay nadie mejor que nadie, cada uno lleva su albornoz y es un cliente más. No hay trato de favor a clientes VIP, aunque por supuesto hay algunos especiales porque son muy fieles.

– ¿Son fieles incluso en tiempos de pandemia?

Dos tercios de nuestros clientes repiten. Este verano hemos tenido muchos
nuevos pacientes que no se sentían bien ni física ni psicológicamente después del confinamiento y que, por fin, han decidido venir. Por supuesto que ahora no tenemos las listas de espera que nos caracterizaban, pero demanda y deseo por venir hay, el problema para los clientes extranjeros son las restricciones para viajar.

– ¿Se atreve a predecir el futuro?

El turismo de salud explotará más que nunca por el Covid. El ayuno preventivo está indicado, entre otras situaciones, cuando existen factores de riesgo, como sobrepeso, hipertensión, diabetes tipo 2, sedentarismo… Es decir, ante los factores de riesgo para el coronavirus.

– ¿Por qué aseguran que su método ayuda al sistema inmunitario?

Hay evidencias científicas de que como consecuencia de no ingerir sólidos durante un periodo de tiempo se estimulan los procesos de autofagia y se activan las enzimas desintoxicantes, lo que genera una limpieza profunda de células y tejidos. Esta regeneración encierra enormes potenciales terapéuticos.

–Pero entenderá que pueda haber reticencias a dejar de comer…

En España a mi abuela le decían: “¿Cómo que hay que pagar para no comer?” (risas). Después del ayuno puedes cambiar algo en tu vida, te quitas vicios y malos hábitos. Es una oportunidad para resetear.

– ¿Cada cuánto hay que reiniciar nuestro cuerpo?

El ayuno preventivo se suele practicar una vez al año durante dos o tres semanas y los pacientes aseguran que se sienten más inspirados que nunca por el proceso químico que se produce en su cuerpo. Vargas Llosa hablaba de la lucidez mental que conseguía aquí.

– Además de lucidez, ¿qué buscan los empresarios que han estado en la clínica estas semanas?

Cuando acabó el confinamiento pensamos que habría que reforzar la terapia psicológica, pero los pacientes quieren olvidarse de lo que han vivido. La gente busca disfrutar de lo que no ha podido durante los meses de encierro: tratamientos de belleza, fisioterapia, actividades al aire libre…

– ¿Y adelgazar?

Perder peso es la consecuencia, no puede ser el objetivo. En España todavía se piensa que somos una clínica de estética. Nosotros nos dedicamos a la salud.

– ¿Se plantean abrir nuevos centros?

Es lo que le tocaría a nuestra generación. Francia, donde el ayuno está en boga, o Reino Unido serían buenas opciones.

– Por cierto, ¿qué se come en las reuniones familiares de los Buchinger
Wilhelmi?

De todo. La clave es el equilibrio, lo ecológico y la calidad.

– Confiese algún vicio que nos haga sentir bien al resto de los mortales.

¡Los dulces! Pero tengo un truco: cuando tengas hambre cómete algo saludable primero y luego, si te sigue apeteciendo, el chocolate.

Para leer el artículo publicado en el periódico “Expansión” (septiembre 2020), pinche aquí