REGENERACIÓN DEL CUERPO – UNA EXPERIENCIA DE AYUNO
El camino de Stéphane desde el hígado graso a la salud en 21 días
A principios de 2025, el ayuno se convirtió en el foco de atención tanto de la investigación científica como del debate público gracias al documental «Ayuno: investigación de un fenómeno», de Sylvie Gilman y Thierry de Lestrade. La película nos presenta a Stéphane, un ciudadano francés que acudió a la clínica Buchinger Wilhelmi de Überlingen en busca de ayuda para el síndrome metabólico, enfermedad que se caracteriza por presentar obesidad abdominal e hígado graso no alcohólico. La valiente decisión de Stéphane de someterse a un ayuno de 21 días constituye un caso de estudio convincente: su viaje demuestra que el ayuno bajo supervisión médica puede ser una poderosa herramienta para revertir trastornos metabólicos complejos.
Normalización metabólica después de un ayuno prolongado
La transformación de Stéphane es mucho más que una simple historia de pérdida de peso: es un relato de una profunda renovación metabólica. Los resultados de sus análisis clínicos demuestran claramente cómo respondió su organismo al ayuno de 21 días:
Pérdida de peso de Stéphane durante su estancia

Del hígado graso a la curación total: el poder del ayuno
Cuando Stéphane acudió por primera vez a la clínica, le diagnosticaron hígado graso no alcohólico, una enfermedad que afecta a casi una de cada tres personas y que, si no se trata, a menudo puede acarrear complicaciones graves. La intervención precoz es crucial, y el ayuno ofrece una estrategia prometedora y no invasiva para detener su progresión. Se realizó un examen mediante Fibroscan para evaluar la gravedad de la enfermedad de Stéphane. Esta prueba no invasiva utiliza la tecnología de ultrasonidos para medir tanto la cantidad de grasa presente en el hígado como su rigidez (un indicador de la existencia de tejido cicatricial).
Controlled Attenuation Parameter (CAP):
El CAP inicial de Stéphane era de 307 dB/m, lo que indicaba una enfermedad hepática grasa avanzada (esteatosis hepática S3, en la que está afectado entre el 66% y el 100% del hígado). Tras 21 días de ayuno, su CAP bajó a 242 dB/m. Este valor se sitúa dentro del rango normal (por debajo de 248 dB/m) y muestra que la grasa hepática del paciente se redujo significativamente.

Estas mejoras clínicas coinciden con los resultados de nuestras propias investigaciones. Nuestro estudio demostró que incluso períodos de ayuno más cortos (8,5 días de promedio) pueden reducir significativamente el índice de hígado graso (FLI), que es un importante marcador de la salud hepática. Sorprendentemente, con cada día adicional de ayuno, la probabilidad de pasar de una categoría de alto riesgo a otra de bajo riesgo aumenta en un 40%. Pruebas históricas, como biopsias hepáticas de la década de 1970, respaldan la afirmación de que el ayuno puede revertir visiblemente los depósitos grasos en el hígado.

Foto de biopsias de hígado antes y después de un ayuno prolongado, en la que puede verse la eliminación de la grasa acumulada (esferas blancas) (Zimmermann, W., Phys Med Rehabil, 1972, 13: 94-100)
Un año después: ¿Se habrán mantenido los efectos del ayuno?
El viaje de Stéphane es especialmente inspirador porque su mejoría no fue solo temporal. Un año después del programa de ayuno intensivo de 21 días seguía notando los efectos positivos:
- Mejoría estable de la glucosa y la presión arterial:
Su HbA1c se estabilizó en torno al 5,8% y la glucosa en ayunas se mantuvo en un nivel saludable de 98 mg/dL. Aunque la presión arterial era algo más alta que inmediatamente después del ayuno, se mantuvo en unos valores significativamente inferiores (135/85 mmHg frente a los 146/90 mmHg originales). - Pérdida de peso sostenida y disminución del perímetro abdominal:
El peso de Stéphane se estabilizó en 90,4 kg y el perímetro abdominal siguió mejorando hasta situarse en 108 cm. Estos valores significan algo más que un cambio físico: indican un metabolismo permanentemente más sano y un menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
La historia de Stéphane resume el potencial transformador de un programa de ayuno bajo supervisión médica. El objetivo de Buchinger Wilhelmi no es solo perder peso temporalmente, sino dar al cuerpo la oportunidad de restablecerse, de regenerarse y de recuperar la salud desde el interior. Para cualquier persona que disponga de 14 días quizá no haya una oportunidad más eficaz para mejorar drásticamente su bienestar general.
El viaje de Stéphane es a la vez inspirador y una prueba de que el ayuno –cuando se realiza correctamente con el apoyo de profesionales expertos en ayuno– puede ser un catalizador para mejorar la salud de forma duradera. El cuerpo tiene el poder de curarse. A veces solo necesita que se le brinde la oportunidad de sacar provecho de su poder natural de resistencia.
Preguntas & Respuestas
Durante la proyección del documental en nuestra clínica, el público tuvo la oportunidad de hacer preguntas. Nos complace responder a algunas de ellas a continuación:
¿Cuál es ¿Cuál es la mejor duración del ayuno intermitente? ¿Es mejor ayunar 12, 14 o 16 horas?
La duración variará en función de los objetivos y el estado de salud de cada persona, pero un ayuno nocturno prolongado es un requisito básico para un estilo de vida saludable. Existen pruebas científicas de que un ayuno diario de 16 horas tiene beneficios metabólicos, pero no hay pruebas claras sobre la ventana ideal de ayuno.
¿Qué es mejor: saltarse la comida o la cena?
Es mejor cenar temprano para asegurar un sueño reparador y respetar el ritmo circadiano. Saltarse el desayuno puede no ser aconsejable, dependiendo del estado de salud, ya que es una comida importante y nutritiva. Sin embargo, puede ser una opción terapéutica para enfermedades como el síndrome metabólico o la prediabetes. Es aconsejable consultar las diferentes opciones con un profesional de la salud.
¿Qué efecto terapéutico tiene el ayuno sobre el cáncer?
El ayuno no es una terapia reconocida contra el cáncer. Algunos estudios sugieren que el ayuno podría reducir los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos y contribuir a hacerlos más eficaces. Sin embargo, los resultados de estos estudios aún no se han trasladado a la práctica clínica, ya que se necesita más investigación para demostrar adecuadamente su eficacia y seguridad para los pacientes. Nuestro equipo científico está trabajando en este tema.
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